miércoles, 27 de abril de 2011

Crónicas de Transilvania.

Capítulo III.
Diario de Alexandru.
Día XI, Mes April, Año MCDXIII
(11/04/1.413)
 Dragomir Basarab solicitó juntar en mi hogar al grupo que le sacó de la locura y hoy se le ha concedido. La verdad es que hasta que recibí tan extraña petición apenas había pensado en el resto del grupo, tras indagar un poco descubrí que cada uno había vuelto a sus tierras, así que, los hice llamar. 
Dragomir Basarab.
Hoy nos hemos juntado todos aquí. Leda (tan encantadora como siempre), Shul (algo menos silencioso de lo habitual), Gerome (algo perturbado por la ruptura de su frágil mente agarrada a la humanidad tras el suceso con Nova), Lazarus (supuesto guardaespaldas que me ha asignado Mircea en su ultima visita. Aunque la verdad, con este gesto, no me queda muy claro quién guarda la espalda a quién) y Dragomir (que viene a ofrecernos un trato).
La velada con mis camaradas ha trascurrido sin demasiadas eventualidades salvo por la falta de respeto que ha acometido Gerome contra mí (achacaré su desatino a que todavía esta afectado por lo sucedido en Mediasch).  Preguntan por el destino de Markus y comentan que ellos también han recibido una visita de sus sires. Me imagino que no habrá sido agradable. He tenido que informarles de que ha sido ejecutado por Mircea.
Todo se tornó más interesante con la llegada de Dragomir. Primero nos intentó sondear sobre la relación que mantenemos con nuestros Sires. Creo que la de ninguno de nosotros sigue como antaño. Luego nos pidió ayuda. Dice que poseemos un libro que necesita para una misión secreta que reportará poder a todo el que participe en ella. Como lo tenemos que pensar le pedimos que se retire y que le haremos llamar cuando lo decidamos.
Parece ser que dicho libro es el “Librum Terram”. Un tomo muy antiguo y posiblemente único. Por suerte Gerome lo trae entre sus pertrechos. Entre sus líneas hay el pasaje que es la clave de esta reunión. ¡Parece que este libro nos indica la localización de la tumba del Más Viejo! ¡La misión que nos proponen es la de alimentarnos de nuestro padre!
Tras descubrir tal certeza, un visitante indeseable nos aborda. ¡Octavio el loco, el profeta viene a regalarnos otra de sus peroratas! Viene con el rostro decidido, lleno de energía y seguridad y nos grita en alto las palabras que de él surgen. Tras ello vuelve a su habitual estado nublado y desaparece. Otra de tantas profecías. ¿Por qué las palabras de este individuo siempre son tan inútiles? Su discurso solo nos avisa de que ante nosotros se extiende una importante decisión y nos exhorta a tomar la decisión correcta por el bien del mundo. Vaya sorpresa, como si no lo supiéramos ya. Que pérdida de tiempo.
Octavio.
 Tras hablar, hacemos llamar a Dragomir. Ya sea por el ansia de poder, la búsqueda del placer o para evitar la Gehena nuestra decisión está tomada. Acompañaremos a los anarquistas en su misión.
La profecía de Octavio.

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