Capítulo III.
Diario de Alexandru.
Día XXV, Mes Mártium, Año MCDXIII
(25/03/1.413)
¡Maldita sea Arpad y toda su estirpe! Se merece lo que le ha pasado. Solo lamento no haber sido yo el que le diera el golpe de gracia.
¡No me lo puedo creer! Éramos sus invitados, estábamos haciéndole un favor. ¡Cómo se atreve a faltarnos así al respecto! Como pudo poner siquiera en duda nuestra eficacia, nuestra palabra. Le devolvimos el pectoral y solo un insulto recibimos. Fui capaz de soportarlo. Solo parecía una chiquilla alterada.
Le dimos nuestra palabra de devolverle el resto en un tiempo, y ¡otro insulto recibimos! ¡¿Cómo siquiera se atreve a desconfiar de mi palabra?! Ya no me pude reprimir, la Bestia salió a impartir justicia. La bestia me transformó y atacamos a Nova. Si la bestia no me hubiera controlado, yo hubiera impartido la justicia. Pero no con garras de hueso, sino con el mismo aliento de la tierra.
¡”De rodillas” dice! ¡NO ENTENDIÓ QUE EL DRAGÓN NO SE POSTRA! De un solo golpe Nova se convierte en una muñeca desmadejada. El segundo golpe hubiera sido mortal si no llega a ser que todos mis compañeros consiguieron retenerme y hacerme volver a mi débil forma humana. Ese Markus… en su mente todavía está esclareciéndose el concepto de señor (y ya casi lo ha logrado) pero no se puede negar que tiene una fuerza de mil demonios.
Voy recuperando la consciencia y veo a Markus ayudando a la señorita como si de un criado se tratara, preguntándole si se encontraba bien. Y entonces sus últimas palabras. “No gracias a ti” ja, ja, ja. Nunca he conocido a Cainita más estúpido. La cara de Markus se transforma, sus colmillos salen en medio de un rictus. La sangre de Nova por el suelo excita nuestro olfato. Como un lobo sobre su presa, Markus cierra sus fauces en el cuello de la Ventrue. Gerome mira asustado a su alrededor, no sabe qué hacer, parece un niño buscando a su madre. El resto nos abalanzamos sobre Nova, no solo vamos a satisfacer nuestro hambre, también vamos a restablecer nuestro orgullo. Nova muere en nuestros brazos, seca como la tierra en verano. Solo un montón de cenizas en el aire. Markus se ha llevado su alma y ahora la Bestia le controla completamente.
Todos se escabullen como ratas asustadas. Markus busca una nueva presa. ¡Reacciona Markus! digo mientras adquiero mi forma pareja. Sé como acaba esto, un cainita hambriento solo se detiene si es a su vez detenido. Se lanza contra mí. Los guardias hace rato que han huido, nuestros compañeros también. Una lucha de titanes se avecina. Nos fundimos en un letal abrazo. Aún con mi forma de bestia Markus controla la situación. Las espinas de mi cuerpo se clavan sobre él pero su Bestia sigue apretando. Se alimenta de mi vida, yo lo hago de la suya a la vez. No consigo soltarme, la muerte ronda cerca, y por fin me lo quito de encima. Así separado no parece tan peligroso. Desenvaino mi espada, mis huesos rotos se quejan, y con un golpe acabo con la amenaza. Markus yace en el suelo, sus colmillos retraídos ya no suponen una amenaza. La Bestia se somete a golpes. Espero a que se recupere y juntos nos damos un festín con los siervos del montón de polvo que ahora es Nova.
Alexandru en forma quiróptera. |
En la salida nos espera un nuevo insulto. Un desgraciado sirviente que guarda como recompensa por nuestro trabajo una única moneda. Incluso muertos, los Ventrue son capaces de faltarnos al respeto. Esto no quedará así. Una serpiente descabezada espera para servirnos de alimento. El territorio de Nova, provechosamente cerca del mío.
Con la piel del desgraciado sirviente escribo mi declaración de guerra. "¡GUERRA DECLARADA POR ALEXANDRU LUCIESCU Y MARKUS HASS A NOVA ARPAD, SEÑORA DE MERIACH POR AFRENTAS AL HONOR!" Que extraño resulta ver la guerra así expuesta. Espero que el sucesor de Nova prefiera mantener la muerte de su señora en secreto un tiempo (al menos hasta reorganizarse y volver a ser fuerte) porque una declaración de guerra póstuma no es muy apropiada. Debo poner otra declaración similar en la frontera entre su territorio y el mío. Una declaración que parezca más vieja. Así el protocolo estará cumplido, la ley Tzimisce es muy clara. Haz las cosas siguiendo la tradición o pareciendo que la sigue. Esta va a ser una guerra corta y cruel. Cuando acabe con Meriach nadie se acordará de la señorita Arpad.
Solo nuestros carros quedan. Le ofrezco a Markus participar en la guerra y venir a prepararla desde Sigisoara. Acepta encantado. Partimos raudos pues la velocidad es nuestra aliada. Cuando lleguemos a Schaasburg he de informar inmediatamente a mi Thebas. Creo que Mircea agradecerá la muerte de un favor y la posibilidad de aumentar su poder a través de esta guerra.
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