lunes, 11 de abril de 2011

Crónicas de Transilvania.

Capítulo III.
Diario de Alexandru.


Día XIII, Mes Mártium, Año MCDXIII
(13/03/1.413)
Por fin hemos llegado a Mediach, que viaje más tedioso.
Al parecer, a la señora Arpad se le han perdido unas alhajas y nuestra misión es recuperarlas. No entiendo porque nos han ordenado una misión tan denigrante, es casi como si no se fiaran de nosotros. Recuperar unas joyas robadas por unos gitanos, esa es una tarea para neonatos, no para grandes señores. El fin, me resignaré a esto, al menos sí que hay algo de verdadero interés entre los objetos robados,  parece ser que el pectoral de oro robado tiene los mismos símbolos que los que encontramos en las tablillas de nuestros preludios. Espero poderlos echar un ojo antes de devolvérselo a la señorita Arpad.
Nova Arpad.
Parece ser que la caravana gitana pasó por aquí hace no mucho. En ella viajan Ravnos (Arpad asegura que los mortales no podrían haber burlado su seguridad) y que al abandonar este territorio y seguir su viaje hacia Kronstadt (mala suerte la de Markus) lo hicieron con algo más de peso: el pectoral de Oro de la familia Arpad que es lo importante, y unas cuantas joyas más. Cuando Leda ha usado su segunda visión en la zona donde se guardaban asegura que no ha visto a los supuestos culpables. Solo en como dichos objetos descansaban en su cámara. En fin, como no podía ser de otra manera viniendo de una Ventrue como Arpad, parece que nos instigan a darnos prisa. A darnos prisa y a entregarle al ladrón para castigarlo ella misma. Qué estupidez, si realmente quiere un castigo ejemplar debería dejármelo a mí. Ciertamente ha sido un tanto irrespetuosa (ni siquiera ha cumplido las normas de etiqueta básica a nuestra llegada), pero de todas formas mañana partimos. Solo una cosa positiva sale de esto, parece ser que si cumplimos con este encargo liberará de su favor a nuestros señores. Espero que esto les complazca.

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