jueves, 3 de marzo de 2011

Crónicas de Transilvania.

Capítulo 11.
Diario de Leda.


Dia 3 de Marzo de 1314.
Balgrad. Transilvania.

La noche siguiente a nuestra llegada a Balgrad recibimos una nueva e imperiosa visita. Zelios, el arquitecto que conociéramos en nuestras primeras noches juntos, volvió a nosotros y una vez más pudimos sentir como la rueda del destino se introducía en el piñón correspondiente, haciéndonos girar a su merced. Además, un mensajero traía consigo misivas de, quien Dioniso me ayude a soportar, Myca Vykos.
Carta de Myca Vykos.

El llamado que nos hacía Myca Vykos nos liberaba de nuestra heredada deuda en el paso de Tihuta, aunque la perspectiva de tener que viajar bajo la compañía de un poderoso y temido Cainita era muy aciaga. Es más, la carta decía que hallaríamos a Goratrix en MIS Dominios. No necesitaríamos ser la sibila del templo de Apolo para ver que a pesar de que se nos concediera poder sobre unas tierras y habernos hecho creer que teníamos derechos sobre ellas, Myca Vykos nunca dejará de ver toda Transilvania como su lugar de recreo.
En ocasiones me arrepiento de ser tan ciega y no comprender que nuestros hermanos de la noche disfrutan de ser ladinos y posesivos. Desean acumular riquezas como cuando eran humanos y no son conscientes de que ahora son dioses, de que su poder sobre la tierra no es nada comparado con el poder de poseer su propio espíritu.
No quisiera desviarme, pues esa misma noche, Zelios también tenía más palabras reservadas para nosotros. Nos habló de sus viajes a Egipto y de sus estudios sobre lo que él llama Geomancia, una ciencia que no termino de comprender, pero sé que es el arma con la que luchamos contra Kupala y que sin los conocimientos de Zelios sobre qué castillos sellar y qué poner sobre ellos, ahora seríamos pasto de los demonios. Así que nuestro hermano Nosferatu nos encomienda marcar este, el castillo de Balgrad y la sede Tremere de Ceoris de dónde se dice es imposible llegar con vida y que nadie conoce su verdadera localización. Parece que una vez más el destino une nuestros caminos sin que podamos evitarlo de un modo que me aterra.
Zelios.

La próxima noche partiremos hacia mi hogar, Timisoara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario